Jornada esta marcada de nuevo por la pertinaz lluvia, algo que no notamos mientras estamos dentro de las salas pero que desluce en demasía el ambiente que siempre suele lucir por los alrededores del Kursaal y el Hotel Maria Cristina.
Tras el paso del huracán Brad Pitt, por cierto, cenó anoche en el afamado Arzak (no me he enterado del menú ni de quién pagó) y muy probablemente acabó en la reinaguración de la discoteca Bataplán tomando alguna copilla, llega el momento de centranos en el cine puro y duro.
Hablemos pues de las películas vistas hoy:
EL BAILE DE LA VICTORIA de Fernando Trueba
Fuera de competición en la Sección Oficial.
Argumento: Basada en la novela homónima del escritor chileno Antonio Skármeta.
Con la llegada de la democracia, el presidente de Chile decreta una amnistía general para todos los presos sin delitos de sangre. El joven Ángel Santiago (Abel Ayala) está decidido a vengarse de las injusticias que ha padecido en la cárcel, de modo que planea un ambicioso y arriesgado robo a un banco. Para ello necesita la colaboración de Nicolás Vergara Grey (Ricardo Darín), un famoso ladrón de bancos que huye de su reputación mientras trata de recuperar a su familia. Su plan se complica por la mágica presencia de Victoria (Miranda Bodenhofer), una misteriosa bailarina adolescente.
Crítica: “Las vidas de los tres sufrirán un cambio total que les llevará a enfrentarse con un nuevo destino”, esta frase está sacada de un presbook de la productora, y he de decir que evidentemente sus vidas dan un giro de 180 grados, el problema es que para llegar a ese giro, el director se enzarza en un berenjenal de pequeños dramas paralelos que nunca llegan a cautivar ni a emocionar. Encefalograma plano, como diría un doctor.
La película está ambientada en Chile (por cierto, con bastante acierto, ya que muestra a la sociedad chilena a pie de calle, con sus diferencias y sus contrastes), está protagonizada por un peso pesado, el actor argentino Ricardo Darín (al que veremos mañana en la esperada “El secreto de sus ojos”) y dos jóvenes desconocidos por estos lares, el también argentino Abel Ayala y la joven Miranda Bodenhofer, en un papel demasiado forzado, en mi opinión, y no por su interpretación, que me ha parecido correcta, sino por su devenir en la historia.
Yo me hubiera quedado con la historia de esos dos ladrones que están condenados a entenderse (el joven que se come el mundo y el viejo cansado y quemado), suena a “déjà vu”, pero con un Ricardo Darín siempre solvente y un joven actor con tanto desparpajo y naturalidad, otra cosa hubiera cantando. Pero en este caso, Trueba ha querido plasmar y ser fiel a la novela, y ya se sabe, o hilas muy fino o te acabas hiendo por los cerros de Úbeda, que es a donde precisamente yo debí estar ayer ya que en ningún momento (de las más de dos horas que dura la peli) me encontré en el universo pintado por el director.
No le quito valor a las buenas intenciones, ni al esfuerzo de los actores, ni al hecho de que el director haya sido valiente rodando en Chile, con actores jóvenes y desconocidos e incluso con gente que no pertenece a este mundillo (como la misma actriz que da forma al papel de Victoria o como la profesora de ballet, ambas dos provenientes del mundo de la danza), pero de ahí al hecho de disfrutar con este drama… no, lo siento, por más que puse empeño en ello, no lo conseguí, todo me pareció artificial y poco creíble, al final por no haber, no hubo más que silencio, posiblemente porque nos quedamos chafados ante lo que vimos.
No descarto que al público le pueda gustar, es cine engañoso, cine dulce y complaciente, de aquel que con poco acaba consiguiendo adeptos.
Lo mejor: los diálogos del joven aprendiz de ladrón (con la suficiente chispa como para hacerte pensar lo que hubiera sido si la historia se hubiera centrado en este personaje y en el Ricardo Darín), y Ricardo Darín, ah, se me olvidaba, y ese Chile de a pie de calle.
Lo peor: que me sobran las actrices, que no sé que me quiere contar, que no entiendo para qué tanto berenjenal, que le sobra metraje, que no me ha enganchado en ningún momento, que no me la creo, que debería haberse quedado en una novela, que puede representar a España en la carrera por los Oscar.
NOTA DCINE: 4
EL REFUGIO (Le Refuge) de François Ozon
Película a competición dentro de la Sección Oficial.
Argumento: Mousse (Isabelle Carré) y Louis (Melvil Poupaud) son dos jóvenes de París guapos, ricos y enamorados. Pero las drogas invaden su vida. Un día Louis muere de una sobredosis. Mousse sobrevive, pero pronto se da cuenta de que está embarazada. Aturdida, Mousse huye a una casa lejos de París. Unos meses más tarde, el hermano de Louis se reúne con ella en su refugio para ayudarla y revelarle un secreto…
Crítica: una nueva propuesta del denominado por algunos el “almodóvar francés”, lo que quiere decir que estamos ante uno de esos directores amado y odiado, conocido y desconocido, o lo que es lo mismo, con una legión de seguidores y con el mismo número de detractores.
El director francés (primero de los tres que compiten) creo entender que quiere contarnos la historia de una pelea interna que tiene el personaje de Carré consigo misma por la decisión de traer al mundo una nueva vida.
Para ello la “refugia” en un caserón muy cerca de la frontera con España y la sigue con su cámara día y noche, es el rostro de Isabelle Carré quien nos irá mostrando sus miedos, sus preocupaciones, sus dudas, y sus experiencias ocultas por el pasado. O hace de forma excelente, pero de lo que ya no estoy tan seguro es que el director haya acertado con el envoltorio, con esa atmósfera tan fría, con ese ritmo tan decaído, con esa falta de emoción tan fragante.
Me ha gustado ese gusto europeo por que conozcamos más bien poco de la historia pasada de los personajes, que sean los propios personajes los que nos vayan dando pistas sobre las cosas que necesitamos saber para comprender porqué y hacia donde se dirigen, que las piezas que completan el puzzle de la historia se nos vayan entregando de forma escalonada, aunque al final ese puzzle no termine de gustarnos y no le demos el final esperado en forma de cuadro enmarcado.
El caso es que como me pasó con “Génova” de Winterbottom el año pasado, me ha gustado aunque no me ha enamorado, no es un título para recordar, pero si una historia bien contada, no es redonda pero ni falta que le hace, es lo que es, y la pena es que en un festival lo que prima es que una historia enganche, emocione, y sorprenda, y esta película no da nada de esto último.
Lo mejor: el magnetismo de Isabelle Carré (una actriz capaz de ser creíble haga lo que haga), lo cercana y humana que es la historia, la habilidad del director para contarnos cosas con tan sólo poner la cámara, su duración.
Lo peor: que irremediablemente uno espera algo más de Ozon, peca de frialdad y le falta emoción.
NOTA DCINE: 7
YUKI Y NINA (Yuki & Nina) de Nobuhiro Suwa y Hyppolite Girardot
Englobada dentro de la sección Perlas de otros festivales (Zabaltegui)
Argumento: La pequeña Yuki, de nueve años, se entera de que sus padres se divorcian. El padre de la niña es francés y su madre japonesa. Yuki tendrá que irse con su madre a Japón dejando atrás todo lo que tiene en París, empezando por su mejor amiga, Nina. Juntas, intentarán provocar la reconciliación de sus padres. Pero, finalmente, parece que la única solución es darse a la fuga. El bosque será su nuevo destino.
Crítica: una película en forma de cuento infantil que disfruta de dos partes, una primera parte en la que la relación de esas dos niñas luchan por cambiar sus destinos (abocado a la separación por culpa del mundo de los adultos) y una segunda parte en la que a raíz de la puesta en escena de un bosque nos adentramos en un viaje onírico más propio de David Lynch en el que la película se torna mucho más imaginativa y no apta para todos las mentes.
Sencillez, naturalidad, calidez infantil, realidad cotidiana, son elementos muy bien manejados por los directores en esta primera parte, todas las cartas son puestas sobre la mesa, los padres que se separan, la vida de las niñas, su amistad, sus miedos, sus problemas, todo se nos muestra y todo es conocido, a cualquiera nos puede pasar y cualquiera podemos tener conocimiento de ello. Pero cuidado, la historia gira hacia otros derroteros y no son precisamente ni esperados ni complacientes, ni reales ni convencionales, todo gira hacia un mundo mucho más onírico, donde el sueño y la realidad se confunden, donde todo lo anterior puede que no encuentre repuesta.
En fin, película para la crítica (muy alabada el la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes), para gente con nuevos puntos de vista, y a la que no le importe que lo que le cuenten se acerque más al arte conceptual que a al arte de la calle.
Lo mejor: las dos niñas y su complicidad, que se nos cuenta una historia adulta y que la vivamos a través de las niñas, la naturalidad, y unos planos secuencia de quitar el hipo (sobretodo en la parte del bosque).
Lo peor: que mi mente Hollywoodiense ya le había dado otro final tras asistir a la escena más espectacular de la película (una de las niñas recorre el bosque y llega a un camino…), difícil de asimilar (necesita de una segunda revisión y de un coloquio posterior), que no termina de enganchar en su tramos final.
NOTA DCINE: 6
Firmado por: «Reverendo» Harry Powell
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