Ayer se hizo entrega del merecido Premio Donostia de este año, sólo comentar que la ceremonia resultó agradable gracias a un MacKellen encantador, como en todo su periplo por San Sebastian, no sobra decir que prometió seguri interpretando películas y que volvería por estas tierras, lo que provocó el inmediato aplauso unánime de la platea.
No sólo se hizo entrega de este premio, sino que también se instauró uno nuevo en el día del cine vasco, se pretende dar continuidad, y el primer galardonado con el Premio Zinemaria (instaurado para galardonar la trayectoria de una personalidad de la cinematografía vasca) fue Imanol Uribe, que lo recibió de manos del Presidente de la Academia de Cine, el director Alex de la Iglesia.
Es hora de hablar de cine:
LA MUJER SIN PIANO de Javier Rebollo
Participa en la Sección Oficial.
Argumento: Carmen Machi interpreta a una mujer casada para la que no hay nada comparable a la íntima satisfacción de ver el plato humeante servido con admirable puntualidad a la hora de la comida. La película narra 24 horas de su vida doméstica, laboral y sexual, una vida de la que una noche escapa, y cuenta todo lo que le pasa en esta fuga, que dura lo que dura la noche. Y es que cuando llega la noche otro mundo aparece. Absurdo, humorístico y negro…
Crítica: no tengo ganas de perder mucho tiempo hablando de este corto alargado que aburre hasta las butacas.
Una película para mentes amplias, mentes que crean que asistir a una hora y media de tomadura de pelo es cine, mentes que perdonen la forma en virtud del fondo, por cierto, un fondo de lo más clásico, el de una mujer que amargada por una vida cotidiana nada motivante decide escapar de esa cárcel sin mirar atrás y sin destino fijo. Una noche es suficiente para que se de cuenta que está atrapada para siempre.
Que conste que ya estábamos avisados, que a este director no le gusta lo convencional, que no le va los caminos directos, vale… pero a rebasado los límites, planos fijos eternos, interminables, sin que nada pase, ni nada se mueva, la cámara persiguiendo los pasos (literalmente) de Carmen Machi por las calles de Madrid, idas y venidas, vuelta a ir y vuelta a volver, situaciones ridículas con personajes ridículos, lentitud hasta los límites de la irritación, minutos donde no pasa nada, y mucho más…
Todo para demostrarnos que a esta mujer su destino no le dejará cambiar de rumbo, y que su vida de mierda continuará siendo de mierda. Pues para ti señor Rebollo.
Estoy seguro que tendrá algún seguidor por ahí que le encuentra esa pureza cinematográfica que yo no le encuentro, desde luego yo busco otras cosas en un cine, para nada busco que me tomen el pelo.
Haz quien ha querido ver a “Tati” en el tratamiento de la película, si vale, y que más…
Hemos pasado de otorgarle un voto de confianza con su primera película «Lo que sé de Lola», aunque extraña y curiosa, se aguantaba, pero ahora se ha pasado con el excentricismo, se cuela entre lo absurdo, y se convierte en algo demencial, incomible.
Lo mejor: que intuyes el final, se sabe hasta como va a terminar, y suspiras de alivio, el cartel.
Lo peor: todo (incluida la pobre Carmen que es la que menos culpa tiene).
NOTA DCINE: 2
LONDON RIVER de Rachid Bouchareb
Dentro de Zabaltegui – Perlas de otros festivales
Argumento: poco antes de las nueve de la mañana del 7 de julio de 2005, y de nuevo, exactamente una hora más tarde, un total de cuatro bombas explotan en Londres. En plena hora punta, cuatro suicidas que viajaban en transporte público activan los explosivos que llevan en sus mochilas asesinando a 56 personas e hiriendo a más de 700 entre tres trenes subterráneos y un autobús de dos pisos.
Esta película cuenta la historia de dos personas cuyos hijos desaparecieron en los atentados de Londres. Ousmane, un musulmán y una mujer cristiana, la señora Sommers se darán cuenta que sus hijos viven juntos. Pese a la diferencia de religiones y costumbres Ousmane y la señora Sommers comparten la misma esperanza de encontrar a sus hijos vivos.
Crítica: película del francés Rachid Bouchareb (Days of Glory) que conmovió profundamente al público y a la crítica en el pasado Festival de Berlín.
A través de una adecuada narración podemos comprender el estado mental de esa madre y ese padre en busca de sus hijos desaparecidos, cada uno lo afronta de muy diferente forma, pero los dos tienen un objetivo común que no tardará en imponerse por encima de culturas, religiones y prejuicios.
Hay insolidaridad, hay rechazo, hay problemas de comunicación, hay comunicación, hay esperanza, y hay amor, amor de una madre y un padre, y todo ello a través de los ojos y de las palabras de dos personajes tan diferentes entre si que parece mentira que nos parezcan tan cercanos el uno del otro, la clave, el perfecto trazo dado por el guión.
De un modo muy medido, más bien parsimonioso, digamos lento, conoceremos a dos personas muy diferentes entre sí, dos personas entre las que habrá un continuo rechazo, por lo menos, por una de las partes, pero al que irremediablemente deberán solucionar a favor de un rencuentro con sus hijos.
No es una película que destaque por su sensibilidad, por su dramatismo o por aprovechar el tema para mandar mensajes, no, tan sólo destaca por su buen hacer del director para con sus actores, por ofrecer dos interpretaciones muy creíbles, y por escarbar por entre las vidas que siempre hay detrás de la noticia.
Merecido el Oso de Plata para Sotigui Kouyate a la mejor interpretación masculina en el Festival de Berlín e igualmente hubiera sido merecido el femenino para Brenda Blethyn, aunque este último no pudo ser.
Lo mejor: el nivel de los dos actores principales, el punto de vista, lo fácil que se degusta, que todo parece estar en su sitio.
Lo peor: que la seleccionaran para Berlín en vez que para San Sebastián.
NOTA DCINE: 8
10 TO 11 de Pelin Esmer
Participa en la Sección Oficial.
Argumento: narra la historia de Mithat Bey, un apasionado coleccionista, y de Ali, el portero de la finca en que ambos habitan. Para Mithat Bey, Estambul es tan ilimitado como sus propias colecciones, mientras que para Ali representa poco más de unas cuantas manzanas alrededor del inmueble. Cuando los demás inquilinos deciden que se derribe el edificio por temor a que no resista los seísmos y para construir en su lugar otro más lujoso, comienza para Mithat Bey una dura batalla por salvar sus colecciones. La finca acaba convirtiéndose en el destino común de estos dos hombres que viven solos. Con el fin de asegurar la continuidad de las colecciones comienza entre ambos una relación que irá tomando otros tintes cuando Mithat Bey le confía Estambul a Ali y termina cuando la suerte de ambos se invierte de forma involuntaria.
Crítica: como casi siempre que topo con un cine sin recursos, me encuentro con una idea inicial atrayente y original, y acabo teniendo la sensación de que la cosa va de más a menos, es tan anodino el camino hacia la resolución final que me queda el regusto de que no era necesario pasar tantos minutos de butaca detrás de los personajes para entender ideas como que sus vidas han cambiado tras conocerse.
Con una fórmula sospechosamente similar a la que utilizó «La caja de pandora» el año pasado (Concha de oro), la directora turca intercambia sexos (pasamos de viejecilla a viejecillo) y enfermedades (pasamos de Alzheimer a una especie de Diógenes) entre sus protagonistas, pero mantiene intacto ese espíritu de melancolía por tiempos pasados, de vidas solitarias, de que la vida cambia sin que podamos aferrarnos al pasado, de que la huida tiene que ser hacia delante y no hacia el recuerdo, y por supuesto, Estambul.
¿Por qué opta la directora?, por lo entrañable, por explorar el ambiente anodino del día a día, por el detalle minimalista, por escuchar relatos, por evitar los conflictos, por los sonidos de la ciudad. Algo que en mi opinión perjudica el relato, porque en vez de centrarse en la fuerza de esas dos personas, que sin saberlo, están a punto de hacer cambiar su forma de vida, se centra en demasía por los detalles superfluos, hasta convertirse en reiterativo.
Por cierto, el actor no es profesional, y resulta ser el tío de la directora, Mithat Esmer.
Y la película ha recibido varios premios en festivales de su país, como el del Gran Premio del Jurado del Festival de Estambul
Lo mejor: la relación entre el anciano coleccionista y el portero, el retrato de la vida en Estambul.
Lo peor: un “déjà vu” festivalero, una historia lastrada, su duración.
NOTA DCINE: 5
Se acabó por hoy…
Para mañana (ls dos últimas películas a competición):
Los condenados de Isaki Lacuesta – Sección Oficial
Yo vengo de Busam de Jean Soo-il – Sección Oficial
Felicidad perfecta de Jabi Elortegi – Zabaltegui Nuevos directores
Firmado por: «Reverendo» Harry Powell
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