Después de la vorágine de la nueva Premio Donostia, volvamos a la tranquilidad de las oscuras salas de cine, centrémonos en seguir desgranando el resto del pastel cinematográfico que nos queda por devorar.
Dos son las apuestas que nos ha traído el día en cuanto a la Sección Oficial se refiere, pero antes de hablaros de ellas, quisiera daros algunas notas de otras dos películas de esta misma sección que se pudieron ver la jornada anterior aunque mi cuerpo no pudo estar presente por problemas de agenda (uno no llega a todo).
Una de ella es LA MEZQUITA del director marroquí Daoud Aulad-Syad, una obra pequeña en su composición y desarrollo, y pequeña en su resultado final, pequeña en cuanto a recursos, y pequeña en su desarrollo, con buena apuesta inicial pero con un regusto final un tanto insustancial.
Para el rodaje de la película anterior de Aoulad-Syad, En attendant Pasolini, se construyeron los decorados en parcelas cedidas en arrendamiento por los del pueblo. Una mezquita fue levantada en la parcela de Moha, un vecino que aparece en la película. Al final del rodaje, el equipo se marcha del lugar. Los vecinos derriban todos los decorados, excepto la mezquita, que se ha convertido en auténtico lugar de oración para todos los del pueblo. Un verdadero desastre para Moha, que en ese terreno cultivaba las legumbres de las que vivía su familia.
La crítica en general ha coincidido en que han asistido a una atractiva apuesta inicial, pero que se ha venido abajo porque el discurrir de la apuesta se ha vuelto repetitiva, cansina, y sin dirección. Una pena, ya que este tipo de apuestas libres y sinceras suele ser del gusto de muchos, y suelen estar llamadas a ocupar el corazoncito de crítica y público.
Cine minimalista, centrado en el más pequeño detalle, cine socio-documentalista, cine sin recursos, cine casi aficionado, en pequeñas dosis, sin artificios, real como la vida misma, pero que debe mantener una máxima si quiere atrapar al espectador, ha de dirigirse hacia algún lado y no caer en la reiteración, necesita ir más allá de la mera anécdota sino quiere morir tras su planteamiento original.
Arena de otro costal es MISTERIOS DE LISBOA, la magna obra del chileno afincado en Europa Raúl Ruiz que nos ha regalado un metraje de 4 horas y 15 minutos que muchos de nosotros hemos decidido rechazar por crear desasosiego en nuestra cabeza y por temer de antemano que estamos ante un producto televisivo no apto para festivales.
Ni siquiera os hablaré de su argumento, tan sólo os diré que, como casi siempre, la crítica especializada está dividida, entre los que alumbran la idea de obra solemne e indiscutible (los menos), y los que creen firmemente que se podían haber ahorrado esa panzada de butaca para “por el precio de una película” haberse visto dos películas, cuales quiera.
Está claro que los productores del telefilm se han apuntado un tanto de tipo comercial y que podrán sacar tajado de su paso por el festival, ahora sí para vender las 6 o 7 horas del montaje final que tendrá la obra.
No pierdo más el tiempo, lo que me imaginaba, un folletín “un género dramático de ficción caracterizado por su intenso ritmo de producción, el argumento poco verosímil y la simplicidad psicológica. Recurre a la temática amorosa, pero también al misterio y a lo escabroso. Propio de las novelas por entregas, se ha dado también en teatro, cine, historieta y televisión, siempre con características similares”. O sea directa a T5, A3 o similares.
Ahora sí, cosecha del día en cuanto a la Sección Oficial se refiere:
A CASA POR NAVIDAD es el nuevo trabajo del noruego Bent Hamer (autor de “Factotum” o “Kitchen Stories” entre otras), un director englobado entre autores como Aki Kaurismäki, y que como él, parecen dedicar sus esfuerzos en propagar un tipo de tragicomedia muy particular, tanto como para ponerle el sello de humor escandinavo.
En la pequeña ciudad imaginaria noruega de Skogli, varios personajes que representan una amplia gama de edades y clases sociales se entrecruzan, mezclando el humor con la tragedia, la ternura con la desesperación, abiertos al perdón y a la esperanza. Las diferentes historias tocan todos los aspectos de la convivencia y exploran el amor a cualquier edad y en todas sus fases, desde el nacimiento a la muerte. Este villancico moderno está basado en una selección de historias cortas de la colección Bare mjuke pakker under treet (Dejad regalos suaves debajo del árbol), del autor noruego Levi Henriksen.
Historias íntimas en un marco navideño, punto y final.
Con alguna de las historias te identificarás, con otras te sentirás perdido, con alguno de los personajes reirás, con otro te sentirás incómodo, habrá escenas que te atraparán, otras te resultarán superfluas y anodinas, hay un poco de todo, es un supermercado en donde tu eliges con que historia implicarte.
En su conjunto hablamos de un trabajo soso, por no decir aburrido, que tiene su mejor baza en la ambientación navideña (dentro de uno de los entornos más maravillosos del mudo para sentirse cerca de Papa Noël), pero que adolece de gracia, de chispa, ni el drama nos entristece, ni el humor nos alegra demasiado, “ni chicha ni limonada”.
Cine menor, no exento de buena planificación en la dirección, pero fallido en su elección de historias.
Para nostálgicos de la Navidad en cualquiera de sus facetas, para los bueno y para lo malo.
Para seguidores del cine nórdico, siempre tan onírico y surrealista.
Para estudiosos de la condición humana, sobretodo cuando hay que poner en práctica nuestra moralidad en la época de los buenos sentimientos navideños.
Puntuación Dcine: 6,5
ELISA K es el resultado de una extraña colaboración a cuatro manos entre dos directores (Jordi Cadena y Judith Colell) con vidas laborales separadas pero que en esta ocasión han juntado sus esfuerzos para contarnos una historia de abusos infantiles contada de un modo un tanto peculiar e intimista.
Elisa, que cumplirá once años en verano, le gusta su nuevo vestido blanco con lazos azules. Pero falta muy poco para que todo deje de tener importancia. El amigo de su padre le ha hecho llorar y después le ha dicho: «Si dejas de llorar te regalaré una pulsera de plata». Nadie se da cuenta de lo que ha pasado. Elisa está un poco extraña y nada más. Hasta que pasan catorce años, cuatro meses y algunos días y llama a su madre para decirle, asustada: «Ayúdame, acabo de recordar una cosa horrible».
Trabajo dividido en dos partes bien diferenciadas, una primera que comprende la edad infantil de la protagonista y su despertar en la adolescencia todo ello tratado con una voz en off, en blanco y negro, y como si de un cuento se tratara, y la segunda que comprende la explosión final de sentimientos escondidos por lo vivido años atrás, esta vez tratado en color y de forma más dramática y desgarradora, y con la propia voz de la protagonista.
Infancia y juventud, dos etapas de una vida.
Lenguajes distintos para situaciones diferentes, una niña que pierde parte de su infancia y debe apostar por el silencio y el olvido, y una joven que se ha reinventado a si misma como mujer pero a la que un hecho casual e inesperado provocará en ella que esos sentimientos de horror sepultados en su memoria sean expulsados con rabia y sin control.
Excelente adaptación del cuento “Elisa Kiseljak” de Lolita Bosch, y lo digo, no sólo por el guión y su similitud, sino también por lo acertado del casting, por lo acertado de su dirección, y por lograr algo tan difícil como describirnos con imágenes el largo proceso que la protagonista tienen que pasar desde que sufre la violación, se reinventa como niña, se olvida de todo, recuerda lo vivido, y finalmente se redime.
En mi modesta opinión, la apuesta más atractiva de lo vivido hasta ahora dentro de la Sección Oficial, con una actuación corta pero intensa por parte de Aina Clotet, en su etapa de juventud, y con una dirección tan arriesgada como acertada.
Para personas que prefieren que les cuenten las cosas desde un enfoque mucho menos crudo.
Para seguidores de un cine que te hace pensar en los demás.
Para aquellos que quieran sentir en la pantalla alguno de esos sentimientos que sólo un libro es capaz de proporcionar.
Puntuación Dcine: 8,5
Y tras el repaso a las oficiales en competición, un pequeño paseo por algunas de las películas que he podido ver de la Sección Horizontes Latinos. Por cierto, mala cosecha por ahora, ya que de las vistas, sólo salvo Abel de Diego Luna.
NORBERTO APENAS TARDE es el debut en la dirección del actor uruguayo Daniel Hendler.
Primera película, que apuntaba algo bueno en su inicio, pero que finalmente se viene abajo de forma alarmante ya que el protagonista (a quien se aferra el director) deja de interesarnos demasiado pronto.
Tras ser echado de su trabajo, Norberto prueba suerte como vendedor en una inmobiliaria y demora en contarle a su mujer. Su nuevo jefe le recomienda un curso de reafirmación personal para vencer su timidez. Así, Norberto comienza a estudiar actuación en un taller de principiantes. Mientras se prepara para la muestra trimestral, Norberto no logra ser creíble ni con los clientes ni con su esposa, pero descubre una gran habilidad para mentirse a sí mismo.
Se trata de una comedia un tanto agridulce en la que su protagonista (Norberto) no deja de sorprendernos por su extremada «panfilez» y por tener un «séptimo sentido» para no acertar en sus decisiones del día a día o para encauzar cualquier aspecto de su vida, ya sea su matrimonio, su vida laboral, o sus nuevas amistades.
El caso es que se deja ver con agrado, contiene pequeñas dosis de ese humor uruguayo que recuerda a «Whisky», es hasta cierto punto simpática, pero al final te queda un importante sinsabor porque quienes nos sentamos en la platea no acabamos de asimilar tal cantidad de situaciones o acciones que rozan el absurdo, una cosa es jalonar un relato con pequeños retazos de lo absurdo y otra cosa es bombardearnos continuamente, y para colmo, acabar igual que empezamos, o sea, sin llegar a nada.
Para gente sin pretensiones, para gente comprensiva, para gente paciente.
Para quienes el cine iberoamericano les enamora y lo perdonan casi todo.
Para observar una vida diferente, de una persona diferente.
Puntuación Dcine: 5,5
POST MORTEN es una película chilena, alabada por la crítica especializada en el pasado Festival de Venecia, está dirigida por Pablo Larrain, y a un servidor le ha parecido una auténtica pérdida de tiempo, extraña a la vez que extravagante, además de desaprovechada, sobre todo esto último, muy desaprovechada.
Descrita como una gélida autopsia del golpe de Estado vivido en Chile en 1973, “Post Mortem” cuenta la historia de Mario Cornejo (Alfredo Castro) quien trabaja en la morgue del Hospital Militar de Santiago y es el encargado de recibir decenas de cadáveres en pleno Golpe de Estado y sus días posteriores. Mario es un hombre extraño aislado y tranquilo. Al parecer no está muy interesado en el contexto histórico que vive ya que está más preocupado de mirar a su vecina Nancy (Antonia Zegers) que es bailarina de cabaret, que proviene de una familia que está a favor de la vuelta de a la democracia en Chile. Debido a esto último la casa de la mujer es allanada y Nancy desaparece, Mario se desespera y comienza a buscarla.
Hasta aquí todo muy bonito e interesante, más aún cuando pude ver el tráiler, me frotaba las manos, y mucho más, tras ver las críticas entusiastas desde Venecia, había que verla sí o sí.
Prefiero que me llamen bicho raro, antes de claudicar ante un producto del que sólo salvo a su protagonista y su caracterización, un elemento de cuidado para guardar en una urna y que lo estudien las universidades de medio mundo, yo sigo sin asimilar que hayan existido o puedan existir personajillos de esta calaña. He de decir (a nivel particular) que el mismo personaje que interpreta el chileno Alfredo Castro sumado a un guión con semejanzas a la alemana “La vida de los otros” hubiera supuesto una propuesta mucho más acertada, pero como no ha sido así, habrá que conformarse con este descorazonador retrato de un hombre solitario con corazón y alma congelados tras el paso de los años y que necesita de un alma gemela con la cual aumentar su calor corporal (el físico y el mental).
Para amantes de las rarezas únicas e inigualables.
Para cinéfilos en busca de nuevas sensaciones, de sorpresas argumentales, de películas que no se parezcan a nada.Para algún despistado poco informado que no sabe en donde se mete.
Puntuación Dcine: 5
Firmado por: «Reverendo» Harry Powell
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