Primer día lluvioso, buen día para que puedan salir setas en unos días…, último día de proyecciones en la Sección Oficial, última oportunidad para curar al enfermo.
Diagnóstico: el enfermo (Sección Oficial) no empeora pero de esta no se recupera. La competición ha tenido un nivel bajo, ha dejado malas sensaciones, y un regusto amargo, ha sido un mal año, una pena.
De entre las dos últimas apuestas, os hablaré primero de CERRO BAYO una agradable película de la directora argentina Victoria Galardi (es su segunda película y opta al Premio de Nuevos Directores).
La temporada de esquí se acerca en un pueblo patagónico al pie del Cerro Bayo, pero su ritmo tranquilo se altera cuando Juana Keller, la matriarca de una particular familia, intenta suicidarse. Mientras permanece en coma, sus hijas, yernos y nietos verán sus vidas modificarse a partir del incidente, despertando lo peor y lo mejor de cada uno de ellos.
Con Adriana Barraza e Inés Efrón como caras más conocidas, Cerro Bayo es un amable retrato costumbrista alrededor de una familia que vive en un enclave rural cerca de Bariloche y que estaba acostumbrada a ver pasar los días con resignación, hasta que un hecho inesperado protagonizado por la abuela del clan hará resucitar algunos de esos remordimientos interiores que todos tenemos.
Pero tranquilos, no hay mala leche, no hay sangre, no hay dramatismos, sólo hay placidez y naturalidad, un relato que se deja ver con una media sonrisa, que no hace daño a nadie, y que por suerte o por desgracia se olvida demasiado pronto.
Nos hemos enterado que le han concedido el Premio de TVE- Otra mirada (para aquel cine sensible que trate temas cercanos al mundo de las mujeres y sus problemas), parece ser que esta mujer tiene suerte con los premios porque ya el año pasado se alzó con el premio de la juventud con su debut tras las cámaras “Amorosa soledad”.
Y según palabras del ente televisivo “Por concentrar en el pequeño universo de una familia la multiplicidad de sentimientos y aspiraciones de tres generaciones de mujeres que cuentan con los hombres sin depender de ellos”.
Muy destacable el trabajo de la actriz Verónica Llinás, el único personaje que entrañaba miga, y que ella solventa de forma magnífica.
Para mentes sin muchas pretensiones, que deseen una función relajada y que se sigue con interés.
Para gente motivada por las historias universales alrededor de las relaciones familiares.
Para el público en general, sobretodo de avanzada edad.
Puntuación Dcine: 6,5
Y finalmente, la última película en competir, ADDICTED TO LOVE del director chino Liu Hao.
Una inusual historia de amor entre dos ancianitos que no se veían desde hacía mucho tiempo, aderezado con ligeras gotas de humor, y arropado por uno de los temas preferidos últimamente por aquella filmografía, el rápido cambio sufrido por la China actual y sus consecuencias en la familia, las relaciones personales, y la vida laboral.
Old Pop, un obrero jubilado de una fábrica, vive en una antigua zona industrial de Beijing con su familia. Le gusta ir al mercado con su viejo amigo Lao Chang. Un día reconoce una cara que no ha podido olvidar: su primer amor, Li Ying. Li Ying, una elegante mujer madura, parece tener problemas para recordar a la gente, y su hija se muestra abiertamente hostil con Old Pop. A pesar de estos obstáculos, los dos empiezan a verse en secreto. Al descubrir que Li Ying tiene Alzheimer, Old Pop se inventa juegos para que ella ejercite la mente.
Actores no profesionales para una historia con tintes poéticos que tiene su mayor baza en los sentimientos generados por la relación de este jubilado enamoradizo con una amiga del pasado que padece los principios del Alzheimer.
Se disfruta mucho viendo a Old Pop y su amor casi enfermizo, diríamos que de adolescente, un amor crepuscular que deberá sobrepasar todos los muros que encontrará en su camino, que no serán pocos. De lo que no se disfruta tanto es del relleno, es decir, de las historias familiares que provienen de hijos y conocidos del protagonista, tratan de mostrarnos la vida en la China actual y sus problemas para romper con el pasado, pero sólo me han reportado una continua sensación de desgana que no hacía más que aumentar mi deseo de que regresara lo más rápidamente posible esa bella relación de ¿amor imposible?…
Clásica historia enternecedora que gusta a un público muy amplio pero que para que quede grabada en nuestros corazones hubiera necesitado de un envoltorio menos disperso.
Para ese público que gusta de las historias de amor que llegan a sorprenderte.
Para espectadores que buscan cine que le conmueva pero que no les remueva.
Para sentirse a gusto con la vida y la esperanza de que hay segundas oportunidades.
Puntuación Dcine: 7
LOS COLORES DE LA MOTAÑA es una película Colombiana, estrenada mundialmente por vez primera aquí en San Sebastián, dirigida por un debutante en esto de los largometrajes de ficción que se llama Carlos César Arbeláez.
Manuel, de 9 años, tiene una vieja pelota con la que juega al fútbol todos los días en el campo. Sueña con llegar a ser un gran guardameta. Y el sueño parece que se cumple cuando Ernesto, su padre, le regala un balón nuevo. Pero un accidente inesperado hace que el balón caiga en un campo minado. A pesar del peligro, Manuel decide no abandonar su balón… Convence a Julián y a Poca Luz, sus dos mejores amigos, para que juntos lo rescaten. En medio de las aventuras y los juegos infantiles, los signos de un conflicto armado empiezan a aparecer en la vida de los habitantes de la vereda “La Pradera”.
Trabajo comprometido con los graves problemas que lastra este país iberoamericano, a través de Manuel y sus amigos de colegio y con el conflicto permanentemente encima de sus nucas.
Funciona muy bien cuando se trata de seguir a este grupo, a esta pandilla que tiene la fiebre del fútbol como bandera, da gusto ver las andanzas, idas y venidas de los Manuel, Julián y “Poca Luz” por las verdes montañas del interior colombiano.
No funciona cuando los adultos toman el protagonismo, ni los personajes tienen calor emocional, ni el clima de conflicto armado crea el suficiente drama como para que desviemos la vista de lo que realmente llena la pantalla, ese grupo de niños viviendo intentando vivir su propia vida.
Gustará a los espíritus jóvenes, a todos aquellos con recuerdos de pandilla, de aventuras, de despreocupaciones, de inconsciencia, y para quienes crean encontrar el “Los colores de la montaña” algo más serio, más dramático, un solo consejo, no se dejen embaucar, esta película es propiedad de un niño de 9 años llamado Manuel.
Un apunte: debería subtitularla al “castellano”, lo digo porque mezclen el español colombiano con el acento rural, mezcla explosiva si de lo que se trata es de entender algo (gracias a Dios la copia venía con subtítulos en inglés, que si no…).
Para obtener una visión más cercana de lo que un conflicto puede influir en la mente inocente de unos niños dedicados en cuerpo y alma a jugar.
Para espectadores que buscan cine hecho con el corazón, de ese en el que se dejan el alma.
Para amigos del cine con denuncia política y social.
Puntuación Dcine: 6,5
Y por fin, la película con la que poner punto y final al festival, un poco antes de que mañana le llegue el turno a quinielas, premios, resúmenes y demás análisis que pongan el broche final a un trabajo de 8 días que siempre nos es gratificante.
LA VERSIÓN DE BARNEY es un trabajo que nos llega desde norteamérica, tras pasar y competir en el Festival de Venecia, y que confirma de pleno las críticas leídas antes de su pase aquí, Richard J. Lewis ha sabido crear una «Perla» a partir de un libro de culto con el mismo título que el de la película y que abarca la ingeniosa historia de un judío políticamente incorrecto durante las últimas cuatro décadas de su interesante vida.
Barney Panofsky es un hombre aparentemente corriente que tiene una vida extraordinaria: está su primera esposa, Clara, un ser libre, de flagrante infidelidad y roja cabellera con quien Barney vive brevemente en Roma. La segunda Sra. P es una princesa judía riquísima que no hace más que ir de compras y hablar, sin darse cuenta de que Barney no la escucha. En la misma fiesta de esa suntuosa boda, Barney conoce y empieza a perseguir a Miriam, su tercera esposa, la madre de sus dos hijos y el amor de su vida. Con su padre Izzy como compañero de aventuras, Barney nos hace pasar por las muchas subidas y unos cuantos bajones de su larga y colorida vida.
No creo equivocarme si os digo que a quienes llenamos la sala del Teatro Victoria Eugenia en horario de las 12 horas de la mañana, salimos encantados con el personaje y con la actuación fascinante de Paul Giamatti, la palabra que mejor podría definir mi estado de ánimo es «encandilado».
Tragicomedia en torno a una vida de luces y sombras, de alegrías y desdichas, de matrimonios y de divorcios, de un vividor simpático, aunque un tanto esquizofrénico.
Con una parte inicial en donde la comedia aflora sin darnos casi descanso a través de unas situaciones la mar de ocurrentes, con la aparición de unos secundarios de lujo (atención al papel de Dustin Hoffman haciendo de padre), y con unos diálogos mordaces y acertados que son de auténtico lujo. Para después ir poco a poco dejando de lado ese tono de comedia y llegar a un clímax final más cercano al drama lacrimógeno (algo que empaña en parte la excelente primera parte del film).
Atrayente retrato de una vida que nos era desconocida, nada relevante, y ni mucho menos ejemplar, pero que en pantalla queda realmente brillante gracias a un Paul Giamatti descomunal (por favor, un Oscar para él, que ya se lo merece), a un humor cínico y audaz, y a un tono de lo más acertado.
No me quiero olvidar de la actriz Rosamund Pike, está «dcine».
Para quienes quieran pasar un buen rato en el cine y hacerse fans (si no lo son ya) de Paul Giamatti y Rosamund Pike.
Para disfrutar de algunos de los diálogos y frases más audaces del año.
Para todos aquellos que se dejen recomendar, os lo prometo, os gustará.
Puntuación Dcine: 8,5
Firmado por: «Reverendo» Harry Powell
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