IMAGEN DEL DÍA
15 AÑOS Y UN DÍA de Gracia Querejeta es la película candidata que envía España a los Oscars, en el camino se han quedado La Gran Familia Española, Canibal, y Alacrán enamorado.
NOTA DESTACADA DEL DÍA
– El comentario del día ha sido la excesiva pérdida de famosos, y es que tras el frenético fin de semana (incluido el lunes) nos hemos venido abocados en estos dos últimos días a que mires a donde mires no encuentres nuevas y relevantes llegadas al María Cristina, paseos por la alfombra, o ruedas de prensa cargadas de rostros altamente reconocibles, y la gota que ha colmado el vaso ha sido la ausencia de todos los actores de la cinta a concurso de hoy, me refiero a que no han acudido ni Colin Firth, ni Nicole Kidman, ni Stellan Skarsgård, ni Jeremy Irvine a defender su película, algo que tanto el festival, como la prensa, como el público lo hubiéramos agradecido enormemente.
Pero que se le va hacer… no hay mal que por bien no venga, y es de suponer que la llegada en breve del australiano Hugh Jackman para presentar Prisoners y recoger su Premio Donostia concentrará a la enésima potencia las ansias de ver, tocar, y respirar los casi 1’90 metros de este ya muy esperado revolucionador de masas.
CRÓNICA DCINE
– La vimos ayer martes, pero ha sido hoy miércoles cuando ha sido presentada a concurso, nos referimos a UN LARGO VIAJE del director australiano Jonathan Teplitzky, una fallida incursión en el mundo de los dramas biográficos de la 2ª Guerra Mundial, con un triplete de intérpretes que prometía (Colin Firth, Nicole Kidman, Jeremy Irvine, Stellan Skarsgård) pero que se hunde entre tanta corrección, tanta solemnidad, y su falta de impacto emocional.
Fatiga la forma de contarnos una historia real que estoy seguro habrá quedado muy bien en el libro, y aún habría quedado mejor en manos de alguien que le hubiera insuflado algo más de vida en vez de tanta delicadeza y tanta sosería.
Crítica más abajo…
– La mañana ha empezado bien, ya me lo esperaba, con una de las últimas obras a concurso, se trataba de CLUB SÁNDWICH del director mexicano Fernando Eimbcke (Temporada de patos, Lake Tahoe). Y me lo esperaba porque se intuye que este contador de pequeñas historias, con escasos recursos, casi mudas, sabe tocarnos el corazoncito y sabe darnos nuestras pequeñas raciones de humor, y ha vuelto a ser el caso.
Una madre y su hijo adolescente, un hotel de playa, una piscina, temporada baja, hace calor, y una chica adolescente son los ingredientes para encajar una historia sacada de la vida misma, de un momento cualquiera de nuestras vidas, pero expresado con tal sabiduría que no parece cine, más bien parece una ventana abierta a un momento cualquiera de nuestras vidas.
Club sándwich, cuenta la estrecha relación entre Paloma y Víctor, su hijo de 15 años, y los cambios que se operarán en ese vínculo especial cuando él comienza a descubrir el amor y el sexo. Contado con planos fijos, esperando que ocurra algo, que pequeños detalles otras veces sin importancia aquí lo tengan, para hablar de ese momento en que tu cuerpo cambia y las hormonas se disparan. Un chico adolescente, nada preocupado, encantado de la vida. Una madre, más bien lo contrario, viendo que algo muy bonito puede desaparecer. Tras muchos años viviendo con tu pequeñín resulta que ahora se ha convertido en otra persona. Y ya no eres la mujer de su vida.
Dura tan sólo 80 minutos (cuesta asimilar los primeros 20), pero son los justos y suficientes para saborear plácidamente el momento como si estuviéramos detrás de una webcam a ese Hotel Paraíso Sol.
– Y se ha entristecido, no por la calidad de la siguiente propuesta, sino por el cariz dramático de la propuesta, una desoladora cinta china premiada en Cannes con título UN TOQUE DE VIOLENCIA.
La China actual, cómo la de otros lugares del mundo, lucha por salir adelante, evitar la pobreza, combatir las injusticias, vivir en paz, pero hay una sociedad que parece impedírselo. Y es que lo que se cuenta da miedo, cómo ciudadanos normales son empujados al infierno de la desesperación y sólo se ven capaces de salir de ella a través de la violencia. Cuatro historias diferentes con ese nexo en común: un trabajador harto de que la clase acomodada se olvide del pueblo que les sostiene, una mujer con problemas personales enzarzada en un hecho no deseado y violento, un joven que no encuentra su lugar y que no pueda aguantar las presiones de la vida, o un padre de familia que ha encontrado su rincón siendo un alma errante en busca de sangre y dinero fácil.
Brutal al comienzo, cruda en muchos pasajes, reflexiva en otros, hablamos de una denuncia social en toda regla, una gran parte de la sociedad china está sumida o en la resignación o en la desesperación, y buena parte de esa sociedad acaba siendo empujada a una vorágine de violencia sin sentido, y del resto, la nada más absoluto, el anonimato más desesperante.
La pena de esta visión extrapolable al resto del mundo es que el lugar elegido es una sala de cine, un lugar en donde tiene cabida todo tipo de contenidos, pero que agradece enormemente que las dosis de tristeza nos sea dada en sorbos más pequeños o en dosis más condensadas, y no con casi dos horas de pesimismo puro y duro.
ESPACIO PARA LA CRÍTICA
THE RAILWAY MAN (UN LARGO VIAJE) de Jonathan Teplitzky
«Un largo viaje» podría haber sido una interesante película, la puedes intuir escondida en sus grandilocuentes imágenes, pero por desgracia, no lo es. Y no lo es por varias razones, pero principalmente por un problema de enfoque, de tono. Todo resulta exagerado y a la vez soso y, por desgracia, aburrido.
Si la película hubiera durado los primeros 20 minutos, en los que la trama se centra en explicar la historia de amor (tardío) que surge entre los personajes encarnados por Colin Firth y Nicole Kidman, estaríamos hablando en otros términos. Es con seguridad lo mejor de la película. Pero la historia se centra más en el drama sufrido por el personaje de Firth durante sus vivencias como prisionero de los japoneses, tiempo en el que fue duramente torturado, y todo se hace largo y tedioso.
Ves una historia dura y que debería resultar conmovedora y lo único que puedes sentir es indiferencia. Sus personajes, encarnados por grandes y reconocidos actores (al menos en su edad madura), resultan planos y poco trabajados y tienes la sensación de que han sido desaprovechados. Su factura técnica y visual es de empaque, pero está al servicio de una historia que una vez vista resulta mucho menos grande que lo que pretenden sus responsables. Logra hacer justicia a la dolorosa experiencia sufrida por el personaje real, Eric Lomax, pero al final su impacto emocional queda ahogado por sus grandilocuentes intenciones. Una pena.
Barry Collins
AVANCE PARA EL DÍA SIGUIENTE (domingo)
– FOR THOSE WHO CAN TELL NO TALES (Sección Oficial)
– JEUNE ET JOLIE (Perlas de otros festivales)
– DALLAS BUYERS CLUB (Perlas de otros festivales)
– LA HERIDA (Sección Oficial)
Firmado por: «Dcine»
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