Tercer día en el festival, jornada en la que se han podido ver: la nueva locura de Alex de la Iglesia, MI GRAN NOCHE (Fuera de concurso), con el regreso a la gran pantalla de Raphael; 21 NUITS AVEC PATTIE la nueva propuesta de los hermanos franceses Arnaud y Jean-Marie Larrieu en Sección Oficial; SPARROWS la propuesta de un casi desconocido Rúnar Rúnarsson; o la última propuesta del siempre sorprendente Charlie Kaufman en ANOMALISA Premio del Jurado en el Festival de Venecia.
FOTOS DE LA JORNADA
RESUMEN DEL DÍA
Tercera jornada del festival, final para el siempre supermovido primer fin de semana del certamen, y que mejor demostración que la aparición de toda la tropa al completo de MI GRAN NOCHE de Alex de la Iglesia.
Raphael, Blanca Suarez, Carlos Areces, Hugo Silva, y así hasta pasar de largo…. la docena de fieles acompañantes que han venido a presentar la película (fuera de concurso) y de paso pasar un fine de semana festivalero.
Como suelen decir en mi tierra «No querías una taza… pues toma taza y media», es decir, nos quejábamos de la vena loca y disparatada de las películas de Alex de la Iglesia, sobre todo en sus partes finales… pues ahora eso mismo pero desde el principio, y a todo trapo.
Disparatada, energética, caótica, hasta el punto de vivir permanentemente en el caos más absoluto (algo que en manos de este director podría ser un buen punto de partida) pero que se vuelve en contra, sin orden ni concierto, sin momentos memorables, sin demasiada gracia, con demasiados agujeros grises, con bastantes desconesiones con la platea… sólo salvado por algunos momentos descacharrantes protagonizados por Alphonso (Raphael) y Yuri (Carlos Areces) como padre famoso e hijo adoptivo, muy por encima del resto.
Mucho ruido y muy pocas nueces, olvidable…
De la sección oficial toca hablar de dos nuevas propuestas, de la francesa 21 NOCHES CON PATTIE, una comedia bastante desenfadada, muy del estilo de sus directores (Hnos Larrieu), y con un existencialismo mágico que servido en gotas pequeñas le otorgaba un valor añadido, pero que por abusar de él se torna anodino y pedante.
La historia promete, tiene encanto, pero va poco a poco perdiendo chispa, no está claro hacia donde tiene que ir la historia, y lo paga en su parte final, algo fallida.
Fábula simpaticona, jalonada de episodios calenturientos, sin prejuicios, desvergonzada… que mientras juega esa baza entretiene, pero que se pierde en otras cosas más transcendentales que la acaban lastrando.
Y de SPARROWS, una cinta islandesa rodada por Rúnar Rúnarsson a partir de un corto rodado años atrás…
Climax nórdico bien retratado, pero historia de adolescente deshubicado un tanto desangelada, sensible, pero un tanto apagada en su devenir, posee escenas con calado emocional, pero no cuenta nada que no hayamos visto ya (demasiadas veces).
Iniciación a la edad adulta, demostración de lo que a los nórdicos les gusta lo de «somos los reyes del estado del bienestar, pero mirad todas nuestras miserias», la deshubicación entre padres e hijos… interesante aunque el modo de contarlo acabe siendo un pelín gris, sin lazos afectivos que ayuden en su visionado.
Seguramente crecerá algo en nuestras mentes a medida de que pasen los días y revisemos lo visto…
OPCIONES DE PREMIO…
No encuentro opciones reales de premio entre lo visto hoy en sección oficial, pero es posible que alguien del jurado vea en SPARROWS visos de cine social con cierto calado… un director que habrá que empezar a tener en cuenta.
CRÍTICA FIRMADA POR: BARRY COLLINS
ANOMALISA de Charlie Kaufman y Duke Johnson
Mediante la técnica de animación conocida como «stop-motion» (fotograma a fotograma) y unos detalladísimos muñecos casi foto realistas a los que, no por casualidad y como detalle significativo, se les notan las costuras solo en la cara, Kaufman nos cuenta la historia de Michael Stone un, paradójicamente atormentado experto en motivar a empleados de servicios telefónicos que llega una noche a la ciudad de Cincinatti, en la que al día siguiente tiene que impartir una conferencia en un congreso. Con el fin de dejar atrás el hastío y quizá retomar la amistad decide llamar a una mujer con la que hace años mantuvo una relación y a la que dejó casi de forma repentina. Pero la cita no sale como el pretendía y termina solo y con una copa de más. Al regresar al hotel por casualidad conoce a una mujer que parece ser la que lleva buscando toda su vida…
Así descrita parece una historia convencional, casi de comedia romántica, pero la particularidad de la historia es que para Michael todas las personas con las que se cruza tienen la misma cara y la misma voz, no distingue al resto de la humanidad entre unos y otros, incluida su familia. Solo al conocer a Elisa se da cuenta de que su voz y su cara son distintas a las demás. Es la anomalía que a estado buscando durante toda su aburrida vida ¿O… no?
Mediante esta simple historia de amor, y con la ayuda de unos muñecos que consiguen transmitir con desconcertante naturalidad todos los matices necesarios para insuflar vida a los personajes que representan, el realizador va planteando los temas que siempre han rondado toda su filmografía: la soledad, el miedo a ésta, la identidad ¿qué sentido tiene la vida y el vivirla?, una y mil ideas y preguntas existenciales universales que, como no puede ser de otra forma, el realizador ni se plantea contestar (en un momento dado Michael le pregunta a su mujer quién es, a lo que ésta, después de recriminarle su actitud, le contesta que ¿Quién sería capaz de responder a una pregunta como esa?) invitando al espectador a participar en este perfecto juego de representación que es «Anomalisa», mientras plantea una reflexión sobre el cine y la capacidad que éste tiene de representar la vida.
A lo mejor no es una obra maestra y ni siquiera lo pretende, pero se parece mucho.
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