Tres estrenos de la Sección Oficial nos han tenido ocupados durante este comienzo de semana (tras el siempre tumultuoso primer fin de semana)… para todos los gustos, aunque el cine español en su conjunto empieza a apuntar alto… El hombre de las mil caras, Que Dios nos perdone, María (y los demás).
RESUMEN DEL DÍA
SECCIÓN OFICIAL ……………………………………………………………………………………………………..…..
QUE DIOS NOS PERDONE de Rodrigo Sorogoyen
Punto y aparte.
Excelente trabajo, no tanto por pensar que estemos ante un thriller diferente o novedoso, sino por alcanzar niveles insospechados (para alguien tan joven)… en el trabajo con los actores (hay complicidad entre todo el elenco, por papel pequeño que sea), en el tratamiento de la violencia, en la elección de la pareja protagonista, en el ritmo, en los pequeños detalles, en el buen gusto por dar vida y alma a cada momento.
Lo de Antonio de la Torre ya se está convirtiendo en costumbre, pero lo de Roberto Álamo (Inspector Alfaro) es un auténtico bombazo, uno de esos personajes bombón… se intuye que tanto él como su director han sabido mimar para que su huella perdure y sea imborrable.
Olvidaros de la investigación, de las pistas, de las habituales idas y venidas en busca del psicópata asesino… «Que Dios nos perdone» se degusta plenamente cuando interiorizas en sus personajes, vives las realidades que ellos viven, sufres y te ensucias con ellos, y eres capaz de fijarte en las conversaciones, en las miradas, en los gestos.
Como comentaba su director «hablar de la violencia que existe en la sociedad».
Cine negro de 10… contundente, sucio, y muy nuestro.
LADY MACBETH del debutante William Oldroyd… es estéticamente gélida, es formalmente austera, es emocionalmente retorcida… pero acaba siendo un interesante descenso a los infiernos de la pasión y de la locura… salvaje, pero sin perder las formas.
Potente, bien condensada en sus apenas 90 minutos, sabiendo a lo que juega, intencionadamente sobria, atrevida por querer aplicar comportamientos modernos a una época bastante alejada en el tiempo.
Una de esas películas que acaban siendo del beneplácito de los jurados (y comentan que a su director Bille August le ha gustado).
La joven actriz Florence Pugh acapara las miradas, te atrapa y no te suelta, porque ella aporta naturalidad con su rostro, sus gestos, y su mirada… lo suficiente para que te creas en todo momento su comportamiento y su locura amorosa. Ella es una mujer que necesita ser amada a cualquier precio.
THE GIANT del también debutante Johannes Nyholm, es todo corazón, un canto a la vida desde una historia muy pequeña… no lo suficientemente atrayente como para que desde nuestros asientos podamos conmovernos, interiorizar ese pedazo de vida, o asimilar la mala suerte de algunos… seguramente por la falta de medios… pero desde luego, valentía festivalera le sobra a raudales… en el momento que salga de aquí (a pocos oirás hablar de ella) e irá directamente al rincón de las «bizarradas».
Si de lo que se trataba (ya que no queda claro en ningún momento) era de acercarnos al sufrido mundo de los discapacitados… no lo consigue, más bien acaba generando un rápido sentimiento de rechazo. Es una película que mañana muchos la habremos olvidado… que se le va a hacer.
Bueno, excepto por si algún día quiero indagar en el emocionante mundo de la petanca… jejejeje
OPCIONES DE PREMIO…
CONCHA DE PLATA A LA MEJOR PELÍCULA: Lady Macbeth de William Oldroyd
CONCHA DE PLATA AL MEJOR DIRECTOR: Rodrigo Sorogoyen por Que Dios nos perdone
CONCHA DE PLATA AL MEJOR ACTOR: Roberto Álamo por Que Dios nos perdone
CONCHA DE PLATA A LA MEJOR ACTRIZ: Florence Pugh por Lady Macbeth
PREMIO A LA MEJOR FOTOGRAFÍA: Lady Macbeth
FOTOS DE LA JORNADA
CRÍTICA FIRMADA POR: BARRY COLLINS
QUE DIOS NOS PERDONE de Rodrigo Sorogoyen
A estas alturas es difícil plantearse innovar en un género como el thriller policiaco. Y no es que no sea posible lograrlo, por suerte siempre hay alguien que encuentra la forma, pero son tantas las novelas y películas que han tratado el tema que resulta complicado sorprender al público. Por eso lo mejor seguramente sea usar los cánones establecidos para intentar hacer algo distinto.
Eso es lo que debió pensar el guionista y director madrileño Rodrigo Sorogoyen a la hora de pensar y escribir su último y potente nuevo trabajo, «Que Dios nos perdone», un trepidante thriller con el que el joven da un salto de gigante, y no solo en cuanto al presupuesto y envergadura del proyecto, si no como cineasta.
«Que Dios nos perdone» cuenta la historia de los inspectores Alfaro y Velarde que, en medio de la visita papal del año 2011 a Madrid, en un verano de calor infernal, se ven envueltos en una trepidante y angustiosa carrera en busca de un escurridizo asesino en serie que viola y mata a ancianas de forma brutal.
Lo dicho, a partir de una estructura habitual (de hecho la película podría ser vista como una «Buddy movie», en la que dos policías en principio antagónicos se ven envueltos en una trama que les obligará a unir fuerzas para intentar un siempre complicado caso), y unos personajes clásicos, el realizador consigue dotar a su historia de una potencia y una profundidad no tan habituales, a base de un guión muy trabajado, en el que todos los personajes aparecen muy bien dibujados y todos los elementos, aunque haya algún que otro truco de guión, terminan encajando como un reloj. Añadamos a eso una realización muy fluida y acertada que consigue transmitir la angustia de unos personajes asfixiados y desesperados, un elenco actoral a un gran nivel en el que brilla en especial un brutal Roberto Álamo que borda su personaje y en el que, por una vez no desentona ni sobra nadie, y una angustiosa historia que, con ecos de los más famosos thrillers de los últimos años (desde la recordada «Se7en», pasando por «Zodiac» o series como «True detective», entre otras) se las ingenia para introducir unos cuantos temas de calado en una entretenida y comercial trama, y el resultado es uno de los mejores thrillers del cine español reciente y una, casi segura, candidata a varios y merecidos premios Goya.
Ojalá se los lleve, porque se lo merece, y si no es así, que al menos triunfe comercialmente, que siempre es un buen bálsamo.
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